Reconocimiento nacional a donantes voluntarios en el Día Mundial del Donante de Sangre

(Quito, 16 de junio 2015). – En conmemoración del Día Mundial del Donante de Sangre, el pasado 16 de junio se llevó a cabo, en el auditorio de la Sede Central de Cruz Roja Ecuatoriana, una emotiva ceremonia de reconocimiento a ocho personas excepcionales que, con su compromiso sostenido y desinteresado, contribuyeron a salvar vidas a través de la donación voluntaria. El evento honró a los donantes con el mayor número de donaciones a nivel nacional, como un homenaje simbólico a su constancia, generosidad y profundo sentido de solidaridad.

Durante la jornada, se entregaron reconocimientos en cuatro categorías destacadas:

Grupo O Negativo – considerado universal en emergencias

Carlos Enrique Vela Paspuel, con 83 donaciones

Wendy Elizabeth Meneses Chacón, con 24 donaciones

Donantes jóvenes (18 a 35 años) – inspiración para nuevas generaciones

Jorge Leopoldo Goerschel Mejía, con 50 donaciones

Karen Leonor Ramírez Jácome, con 33 donaciones

Donantes de aféresis – modalidad especializada de donación

Christian Hugo Urquía Valencia, con 18 donaciones

Denisse Estefanía Ruano Franco, con 12 donaciones

Donantes del grupo AB – el grupo sanguíneo menos común

Nery Mercedes Bayas García, con 11 donaciones

Roberto Xavier Guzmán Salazar, con 10 donaciones

En el mismo acto, se realizó la entrega oficial del certificado de recertificación ISO 9001:2015 a las Juntas Provinciales de El Oro y Loja, en reconocimiento a sus altos estándares de calidad y su compromiso con la mejora continua en la gestión del servicio de sangre a nivel nacional.

Este homenaje no solo buscó agradecer a quienes han hecho de la donación de sangre un acto habitual de solidaridad, sino también resaltar su valor esencial dentro de los sistemas de salud. Las personas reconocidas representaron lo mejor del espíritu humanitario y demostraron que acciones constantes, por pequeñas que parezcan, pueden tener un impacto inmenso.

Porque donar sangre es un acto de esperanza, y reconocerlo fue una justa retribución a tan noble labor.

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